La ascensión al Cervino o Matterhorn (4.178 m) es una de las más icónicas y deseadas por los alpinistas. Situada en la frontera entre Suiza e Italia, esta montaña representa un verdadero reto para quienes buscan desafiar sus límites.
La ruta normal, la arista Hörnli, comienza prácticamente en la puerta del refugio. A pesar de ser la vía más habitual, no es una ascensión sencilla. Con un desnivel de 1.200 metros, la mayor parte de la subida se realiza escalando sobre roca, aunque también hay tramos equipados con maromas que facilitan el ascenso en las secciones más verticales y difíciles.
La dificultad técnica se mantiene entre el grado II y III, pero la clave para alcanzar la cima radica en una buena preparación física y técnica, ya que el recorrido no da tregua desde el inicio.
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Un primer día tranquilo para comenzar la expedición. La salida será desde Chamonix o nos encontraremos directamente en Täsch, desde donde tomaremos el tren cremallera hasta Zermatt.
Una vez en Zermatt, subiremos en teleférico hasta Schwarzsee (2.583 m), punto de partida de la caminata hacia el refugio Hörnli. Esta subida, con 700 m de desnivel, nos llevará aproximadamente 2 horas.
Al llegar al refugio, descansaremos y nos prepararemos para la ascensión del día siguiente.
La jornada comienza antes del amanecer, alrededor de las 4:00 h, con desayuno y equipamiento listo. Desde la puerta del refugio inicia la arista del Cervino, donde encontraremos rápidamente las primeras maromas y comenzaremos a progresar por terreno rocoso hasta el refugio de Solvay.
A partir de este punto, el terreno se vuelve más técnico y, dependiendo de las condiciones, podemos encontrar nieve. Desde aquí, afrontaremos los últimos tramos hacia la cima.
El descenso se realiza por el mismo itinerario, combinando rápeles, destrepes y cuerdas fijas hasta regresar al refugio. Si el horario lo permite, tomaremos el teleférico a tiempo para descender a Zermatt el mismo día. En caso contrario, existe la opción de pernoctar en el refugio Hörnli o en el hotel Schwarzsee.
